Juan Cruz Almazán
martes, 6 de noviembre de 2018
La Comparación temporal y los adelantos de Ray Bradbury
miércoles, 23 de mayo de 2018
La historia de Edgar
-¿Que pasó?
Su madre, Ela, luego de un largo suspiro dijo:
-Tu padre irá a la guerra
A Edgar no le salían palabras, y luego de un largo silencio abrazó a su madre y comenzó a llorar.
Unos meses después, Edgar, con catorce años, consiguió su primer empleo como ayudante de un maestro armero, él se encargaba de conseguir o fabricar las piezas para reparar las armas, su jefe le daba dinero para comprar las piezas y su sueldo eran los vueltos o propinas que recibía.
Todos los días, Edgar y Ela, esperaban recibir una carta de su padre o marido que estaba en la guerra, y aunque nunca habían recibido una, seguían queriendo. Un día de diciembre Ela recibió una carta y la abrió con mucha ilusión, desafortunadamente, no era lo que ella esperaba, pero de todas maneras era algo bueno: la habían contratado en un hospital ya que ella era partera, pero había un pequeño problema ya que debería trabajar de noche, de todas maneras, lo aceptó.
Era lunes y Edgar fue a trabajar como siempre, cuando llegó su jefe le dijo:
-¿quien sos?
-Soy yo, Edgar
-Perdón, pensé que era un ladrón...pasá.
Edgar pensó "está viejo, no debe ver muy bien" y continuó con su trabajo.
Semanas después se repitió la situación pero Edgar reaccionó igual que a vez anterior. A medida que pasaba el tiempo la situación se repetía con frecuencia y el viejo era cada vez más agresivo. Edgar comenzó a notar que ya no era solo un problema de la vista, sinó que era también mental.
Un día, cuando Edgar ya tenía quince años fue a trabajar y nuevamente su jefe no lo reconoció, pero además, estaba convencido de que Edgar era un ladrón, cuando el joven notó esto comenzó a correr tan rápido como pudo y el viejo agarró un arma y lo siguió gritando "¡ladrón!", primero pasaron por la puerta de un restaurante, luego por una plaza y finalmente Edgar consiguió esconderse en un cementerio. Permaneció allí hasta notar que el viejo ya se había ido. Al día siguiente Edgar, después del colegio, como había notado una actitud un poco extraña por parte algunos de sus compañeros, salió a la calle a caminar y pasó por la puerta de un almacén, quiso entrar a comprar un bebida pero le cerraron la puerta en la cara.
Pasaron cuatro días y a Ela la despidieron del trabajo por ser "la madre de un ladrón". Edgar no había robado nada pero todos conocían al maestro armero y confiaban en él. Una semana después se mudaron de Washington que era donde siempre habían vivido hacia Oregon.
Pasó un mes y Edgar había conseguido trabajo como barbero y su madre como enfermera. A Edgar le gustaba su trabajo le hacía acordar a su padre que era barbero.
Pasaron cinco años y entró a trabajar con él un hombre de unos cuarenta y cinco años, al poco tiempo ya se llevaban bien y disfrutaban juntos hacer ese trabajo.
Pasaron dos años más y los dos compañeros de trabajo se juntaron a tomar algo y a charlar. Hablaron y rieron durante un largo rato hasta que a Edgar se le ocurrió preguntarle de donde venía y que hacía antes de trabajar como barbero. Después de un corto silencio le respondió:
-Estuve en la primera guerra mundial, un día me notificaron que tendría que ir a combatir y no tuve opción, a mi familia casi no la recuerdo, luego de la guerra olvide gran parte de mi pasado. Apenas recuerdo mi infancia.
-Mi padre también fue a la guerra yo tenía trece años cundo se fue y me cuido mi madre, en esa época viviamos en Washington pero por un inconveniente nos mudamos hacia Oregon.
Inmediatamente, el hombre mayor, Malcom recordó a su esposa e hijo.
-¿De que trabaja tu mamá? Preguntó Malcom
-Ahora es enfermera pero antes era partera.
Se miraron a los ojos por unos segundos y se reconocieron, se dieron cuenta quienes eran.
jueves, 12 de abril de 2018
POLÉMICO Y GRACIOSO HECHO EN LOS MEDIOS
lunes, 16 de octubre de 2017
Foto del futuro
15/10/2037
lunes, 11 de septiembre de 2017
El espejo de la abuela Inés
Como era una tarde lluviosa y estabamos aburridas, con Valentina, mi mejor amiga, decidimos ir a lo de mi abuela, ya que hacía mucho que no la veía.
Cuando llegamos, la encontramos pidiendo a gritos que rompiéramos su espejo y escapáramos. Yo sabia de cual hablaba, era ese al final de su pasillo, ese espejo en el que casi no te veías.
El mismo que estaba en el pasillo en el que las luces titilaban y, a veces, no veías por su oscuridad.
(Digo estaba, porque ahora, hoy, en este momento, no sé dónde está, ahora estoy del otro lado.)
Sentí que un miedo profundo atravesaba mi cuerpo. Valentina insistia en saber qué le pasaba a mi abuela; tanto insistió que tuve que estaba loca y, por lo tanto, le tuve que hablar de las raras charlas que teníamos, en las que ella me contaba que escuchaba y veía personas en el espejo, que le decían que abandonara la casa o algo malo pasaría....
Había algo malévolo, algo que ella desconocia....
Esa fue la última vez que la vi: la luz de sus ojos se desvaneció, yo sabía que no los volvería a abrir.
La primera vez que me contó algo paranormal fue un mediodía: estaba sin comida y había decidido ir a lo de mi abuela. Mientras comíamos me dijo:
-Male, el otro día me estaba mirando en el espejo y unas personas que estaban dentro me susurraron que me fueraninmediatamente
-¡Ay! Pero, abu... ¿no será que te quedaste dormida y tuviste una pesadilla?
-No, estoy totalmente segura de lo que vi; si querés, te los muestro.
-No te creo abu...
-Pero estaban ahí en el espejo.
-Pero, abu, los espíritus no existen
-Entonces, si no me creés, no quiero que me pidas que yo te crea tus cosas.-Dijo ente lágrimas.
Lloré ese día y ahora lloro recordándolo.
Cuando salí de la casa, escuché a matilda que conta que la abuela Inés estaba loca. Inmediatamente le fui a contar que Inés estaba muerta y le dije que dejara de hablar asi de las personas.
Con Valentina volvimos a entrar a la casa. Se me ocurrió acercarme al espejo, ella se asustó y se fue corriendo. Por fin, piede ver ese famoso espejo del que mi abuela tanto hablaba. Fue impactante. Ella tenía razón: había personas en su interior. Eran inexplicables y tenebrosos esos seres que "vivían" y hablaban como si fueran reales. Quedé paralizada. Segundos despues me alejé del espejo, y sentí culpa por no haberle creído y más aún por no poder decírselo. Inmediatamente, vi que, escrito en sangre decía: "corré". Intemté alejarme del espejo, correr y mirar para otro lado, pero no podía evitar seguir mirándolo, me atraía, y, antes de que me diera cuenta, estaba adentro.
Nunca supe como llegué acá ni por que entré al espejo pero es así como llegué a estar en este mundo paralelo, es así como ahora soy una de ustedes
domingo, 23 de abril de 2017
El engaño de Blancanieves
martes, 28 de junio de 2016
Las rosas de Tsu-Ling
Un día me enteré que le tiraron sal a sus rosas y las arruinaron. Ese mismo día vino Feng a preguntarme si había sido yo, a lo que respondí que lo odiaba, pero jamás haría eso.
Al siguiente día volvieron a tirar sal.
Yo amaba a su esposa y nunca más la vi.
Luego me contaron que Feng empezó a cavar y Tsu-Ling tuvo que confesar el crimen; El había tirado la sal para tapar su hermosura debido a que las flores salían con su belleza y le recordaban su crimen.
Su condena fue hacer que las rosas crecieran.
Un día, Feng me visitó y me preguntó dónde estaba Tsu-Ling, a lo que respondí que por un pinchazo de una rosa había muerto.